Echinopsis spachiana

Las flores del Echinopsis spachiana son blancas y grandes

Imagen – Wikimedia/z2amiller

El Echinopsis spachiana puede presumir de tener unas de las flores más grandes y bonitas de su género. Este cactus de porte columnar es una planta que podemos encontrar en los jardines de clima cálido o suave. Pero además, no es de los que crecen mucho motivo por el que es muy interesante cultivarlo también en maceta.

Si bien su ritmo de crecimiento no es muy rápido, no es de los más lentos. Cuando todas sus necesidades están cubiertas, es decir, cuando está en el lugar adecuado y no está pasando frío ni sed, la belleza de sus flores te cautivará cada temporada.

Origen y características del Echinopsis spachiana

Vista del Echinopsis spachiana

Imagen – Wikimedia/Gavin Anderson

El Echinopsis spachiana pertenece al género Echinopsis, y es nativo de Argentina. Desarrolla tallos verdes y columnares, de unos 5 centímetros de grosor por 2 metros de altura. Tienen entre 10 y 15 costillas con areolas de color amarillo o grisáceo, de las cuales brotan entre 1 y 3 espinas centrales y entre 8 y 10 radiales, todas de unos 12 milímetros de largo. Tiende a ramificar desde la base, pero no es un cactus que ocupe mucho espacio.

Florece hacia finales de la primavera. Sus flores son blancas, y muy grandes: miden 15 centímetros de diámetro y hasta 20 centímetros de largo. Debes saber de ellas que son nocturnas, es decir, brotan poco antes del amanecer, y se cierran durante el día. Por eso, si quieres verlas tendrás que estar atento, puesto que permanecen abiertas muy pocas horas.

Como curiosidad, decir que recibe los nombres comunes de cardón y de antorcha dorada; este último hace referencia al color de sus espinas.

¿Cuáles son sus cuidados?

Los cuidados que necesita tu Echinopsis spachiana son fáciles de aprender. No es una planta exigente, y de hecho puede soportar el frío, así que no te tendrás que preocupar por él; o no mucho al menos. Así que sin más, a continuación te explicaremos todo aquello que debes saber para que no le falte de nada:

Ubicación

La mayoría de los cactus requieren una exposición directa al sol para que puedan crecer con normalidad. Y nuestro protagonista no es una excepción. Pero sí que has de tener presente que si lo colocas en una zona soleada sin que se haya aclimatado antes, lo que ocurrirá es que se quemará. Esas quemaduras aparecen de un día a para otro, y aunque pueden cicatrizar, no desaparecerán nunca. Por suerte, esto se evita exponiendo al cactus un ratito al sol directo cada día, aumentando el tiempo de exposición un poco cada semana.

Otra cosa que ocurre bastante a menudo es poner el cactus en un lugar donde no recibe luz suficiente. Cuando le falta, sus tallos se etiolarán; esto es, crecerán en dirección a una luz más potente (como la que entra a través de una ventana, por ejemplo). Para evitarlo, tienes que asegurarte de que llegue la misma cantidad de luz a todas sus partes, algo que consigas rotando la maceta cada día hasta que pueda estar en un lugar donde le dé el sol directamente.

Tierra

Los cactus son muy sensibles al encharcamiento. Un exceso de agua pudre las raíces y puede ser fatal para ellos. Así, es necesario que la tierra sea ligera, y que drene muy bien el agua. 

Si lo vas a tener en maceta, asegúrate de que tenga agujeros por los que salga el agua. Como sustrato no dudes en utilizar una mezcla de sustrato universal mezclado con un 50% de perlita, o pómice (en venta aquí).

Riego

Vista del Echinopsis spachiana

Imagen – Wikimedia/John Rusk

Cuando hablamos del riego de los cactus hay una norma que recomendamos seguir mucho: dejar secar por completo el sustrato (o la tierra de estar en el jardín) antes de volver a regar. Como el Echinopsis spachiana resiste la sequía, puede pasar unos días teniendo la tierra seca.

Pero a veces no es fácil saber cuándo sucede eso, ya que podemos ver que la capa más superficial está seca pero… ¿y las que están más en el interior? La superficie siempre se secará antes pues está más expuesta, pero si queremos saber si toca regar o no tendremos que comprobar la humedad de la tierra.

Y eso es fácil de hacer: si tienes tu planta en maceta, simplemente has de cogerla una vez regada y de nuevo cuando hayan pasado unos días. Si tenemos en cuenta que una tierra seca tiene un peso inferior a una tierra húmeda, esto te servirá de guía para saber en qué momento has de volver a hidratarlo. En el caso de que lo tengas en el jardín, escarba un poco o introduce un palo de madera para ver qué tal está la tierra.

Abonado

Es recomendable abonarlo utilizando un fertilizante para cactus (en venta aquí), en primavera y verano. De esta forma, conseguirás que crezca un poquito más rápido, y que produzca gran cantidad de flores.

Multiplicación

Se puede multiplicar de dos maneras distintas: por semillas, o por esquejes. La época más adecuada para ello es en primavera, pero también se puede hacer en otoño si en tu zona el clima es cálido y/o no se registran heladas nunca.

Trasplante

Si lo vas a tener en maceta, tienes que plantarlo en otra más grande cada 2-3 años en primavera.

Rusticidad

El Echinopsis spachiana resiste las heladas débiles, de hasta los -2ºC. Aguanta algo más si está resguardado, pero no aconsejamos tenerlo fuera si las temperaturas bajan más.

¿Qué te ha parecido esta especie?


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