Todos los cactus tienen algo especial, que los hace únicos e irrepetibles. Incluso entre ejemplares que proceden de la misma remesa de semillas hay sutiles diferencias que nos hacen decantarnos por unos u otros. Pero también es verdad que hay especies que nos llaman tanto la atención que no podemos dejar de mirarlas, como es el caso de la Mammillaria perbella.
Su apellido ya nos dice que es muy bonita, y razón no le falta: su porte, aunque común, es elegante. Además, tiene tendencia a crecer de forma dicotómica, es decir, y para que nos entendamos todos más fácilmente, sacando dos »cabezas». Y eso… eso es digno de ver, y qué mejor que hacerlo desde casa, habiendo adquirido un ejemplar.
¿Cómo es?
Mammillaria perbella es el nombre científico de un cactus endémico de Guanajuato en México. Fue descrito por Heinrich Hildmann y Karl Moritz Schumann, y publicado en Gesamtbeschreibung der Kakteen en el año 1899.
Se caracteriza por crecer primero individualmente, y luego tiende a hacerlo dicotómicamente formando grupos. Los tallos tienen forma globular de color glauco-verdoso, y miden hasta 6cm de diámetro. Las costillas son pequeñas, cónicas, y tienen areólas de las que surgen 2 espinas centrales de color blanco rojizo que terminarán siendo blancas que miden de 1 a 6 mm de largo. También tiene de 14 a 18 espinas radiales que son como cerdas, las cuales miden de 1,5 a 3mm de largo.
Las flores son rosa-oscuras o carmesíes y miden 1cm de diámetro. Los frutos son pequeños, de color rojo y marrón y contienen numerosas semillas negras y diminutas.
¿Cuáles son sus cuidados?
La Mammillaria perbella es muy fácil de cuidar, siempre y cuando se tenga presente que debe de estar en una exposición soleada (si se ha comprado en un vivero donde la cultivaban en el interior, hay que acostumbrarla poco a poco al sol para que no se queme), y se ha de regar poco (una o dos veces por semana máximo), evitando en todo momento el encharcamiento.
Además, es muy recomendable abonarla con un abono para cactus siguiendo las indicaciones especificadas en el envase. En caso de tenerla en maceta, la trasplantaremos cada dos años, en primavera, a una mayor.
Por lo demás, si bien no es capaz de soportar heladas, sí que se puede cultivar en el exterior todo el año si la temperatura no baja de los -2ºC. Si esto sucediera, habría que protegerla dentro de casa en una habitación luminosa, o en un invernadero.