Los Lithops son, con diferencia, unas de las plantas crasas más conocidas del mundo. No tienen hojas como el resto de seres vegetales, sino que a medida que fueron evolucionado se han ido transformando en lo que mucha gente dice »botones» de cuyo centro surge una preciosa flor amarilla o blanca.
Su crecimiento es lento, lo que sumado a su reducido tamaño hacen que sea una suculenta no adecuada, sino perfecta para tener en maceta durante toda su vida.
Lithops es un género de plantas suculentas pertenecientes a la familia botánica Aizoaceae nativas del África Austral descrito por Nicholas Edward Brown y publicado en The Gardeners’ Chronicle en 1922. Hasta el momento se han aceptado un total de 109 especies, siendo las siguientes unas de las más populares:
Lithops lesliei
Lithops optica
Lithops salicola
Debido a su parentesco, reciben los nombres comunes de piedras vivas o planta piedra. Pero, ¿por qué son tan especiales estas plantas? Pues bien, los Lithops son conocidos como »plantas ventana». ¿Qué quiere decir esto? Pues que, a diferencia del resto de plantas, en la superficie de las hojas hay pequeñas zonas transparentes o traslúcidas sin clorofila a través de las cuales la luz del Sol pasa, llegando así al interior de cada hoja donde finalmente la suculenta puede realizar la fotosíntesis; esto es, convertir la energía del astro rey en almidón y azúcares para poder alimentarse y mantenerse con vida.
Sus preciosas flores recuerdan mucho a las que tienen las margaritas, pero mucho más pequeñas, de apenas 1 centímetro de diámetro. Dependiendo de la especie, pueden brotar o a finales de verano o en otoño, pero cada año podrás contemplarlas y disfrutar de ellas 😉 .
Los Lithops son plantas de muy fácil cultivo, pues lo único que necesitan es una exposición muy luminosa, un sustrato muy poroso que drene bien el agua -como el pómice por ejemplo- y pocos riegos (por lo general, se debe de darles agua dos veces por semana en verano y cada 15 días el resto del año). Para evitar problemas, hay que dejar secar completamente el sustrato antes de volver a regar, y no ponerle un plato debajo para que no se pudra. Además, desde primavera hasta verano hay que abonarlo con Nitrofoska Azul, echándole una cucharada pequeña cada 15 días, o con abonos líquidos para cactus y crasas siguiendo las indicaciones especificadas en el envase.
Durante la época de lluvias, o si vives en una zona húmeda, debes de protegerlos contra los caracoles y las babosas, ya sea con molusquicidas en grano, o con remedios naturales como la cerveza o la tierra de diatomeas. Otras opciones son simplemente cogiéndolos y llevándolos a una distancia mínima de 600 metros, o poniendo una tela mosquitera como si de un invernadero se tratara.
Por lo demás, no necesita trasplante siempre y cuando se le abone, y puede cultivarse en el exterior todo el año si la temperatura no baja de los -2ºC.